Tu Hijo es libre, Padre Mío. No dejes que me imagine que lo he aprisionado con las leyes que yo mismo inventé para que gobernasen el cuerpo. Él no está sujeto a ninguna de las leyes que promulgué para ofrecerle más seguridad al cuerpo. Lo que cambia no puede alterarlo a él en absoluto. Él no es esclavo de ninguna de las leyes del tiempo. Él es tal como Tú lo creaste porque no conoce otra ley que la del amor.
No adoremos ídolos ni creamos en ninguna ley que la idolatría quiera maquinar para ocultar la libertad de que goza el Hijo de Dios. El Hijo de Dios no está encadenado por nada excepto por sus propias creencias. Mas lo que él es, está mucho más allá de su fe en la esclavitud o en la libertad. Es libre por razón de Quién es su Padre. Y nada puede aprisionarlo a menos que la verdad de Dios pueda mentir y Dios pueda disponer engañarse a Sí mismo.
Comentario:
Me he identificado con la ilusión, y así pienso y vivo como si fuera una. Me resguardo en sus leyes, creyendo que estoy a salvo y seguro en ellas. Sin embargo, la voz de mi Guía a la luz me recuerda que esto no es más que mi propio sueño.
Así como he dedicado mi tiempo a pensar en ilusiones, quiero hoy comenzar a dedicar mi tiempo para pensar junto a Dios, a través del Guía que Él me ha enviado. Dispondré del poder de mi mente no para hacer de las ilusiones mi verdad, sino para aceptar la Verdad y abandonar las ilusiones.
Que el miedo, la culpa y el ataque, ya no formen parte de mí. Deseo reemplazar cada pensamiento basado en la separación por el perdón y el amor. Que mi mente no justifique ninguna ilusión más, y que pueda aceptar que sólo el Amor es verdad, de tal manera que sólo vea su reflejo.