No sería más que bronce que resuena y campana que toca. Si tuviera el don de la profecía conociendo todas las cosas secretas, con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe, como para trasladar los montes, pero me faltara amor/caridad, nada soy (1 Corintios 13:1-2). No es que soy algo que no tiene amor; no soy nada. Si no tengo el Amor de Dios, dice, no soy nada. No te preocupes con cómo demostrarlo. Mover una montaña no es nada. ¿Qué tiene eso que ver con el poder real de Dios? ¿Para qué iba Dios a mover montañas? ¿A dónde las iba a mover? Es simplemente absurdo. Eres tan limitado en tus definiciones de ti mismo. ¡Vaya!
Master Teacher