«Deseo que éste sea un instante santo para mí, a fin de compartirlo con mi hermano, a quien amo.
Es imposible que se me pueda conceder a mí sin él o a él sin mí.
Pero nos es totalmente posible compartirlo ahora.
Elijo, por lo tanto, ofrecerle este instante al Espíritu Santo, para que Su bendición pueda descender sobre nosotros, y mantenernos a los dos en paz.»
Un Curso de Milagros. Cap. 18, s. V