No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
(184) El Nombre de Dios es mi herencia.
El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él.
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Comentario:
El nombre de Dios es todo lo que tienes y todo lo que eres. Cualquier otra cosa, es una interferencia. Tener y ser aquí guardan perfecta relación, sin embargo, en el ámbito de las ilusiones, no puede haber armonía, pues se desea lo que no es nada, y ser nada no tiene sentido.
Cualquier ataque es una forma de reducir tu valía y la de Dios, una forma de afirmar que no entiendes el amor, y que éste no se encuentra donde realmente está. Deja todo ruido detrás, y ve en calma a tu interior. Reúnete allí con la luz que mora en ti, y desvanece toda obscuridad que jamás hayas visto, pues sólo en la luz se puede ver y en la luz no hay obscuridad. Toda sombra siempre fue un sueño. Abre los ojos hoy, para contemplar la Luz que nunca se extinguió.