(73) Mi voluntad es que haya luz.
Hoy haré uso del poder de mi voluntad. No es mi voluntad andar a tientas en la obscuridad, temeroso de las sombras y amedrentado por cosas invisibles e irreales. La luz será mi guía hoy. La seguiré a donde me lleve, y contemplaré únicamente lo que me muestre. Éste será el día en que experimentaré la paz de la verdadera percepción.
Las siguientes variaciones de esta idea pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:
Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver.
[Nombre], estás en la luz junto conmigo.
En la luz esto se verá de otra manera.
(74) No hay más voluntad que la de Dios.
Estoy a salvo hoy porque no hay más voluntad que la de Dios. Siento miedo sólo cuando creo que hay otra voluntad. Trato de atacar únicamente cuando tengo miedo, y sólo cuando trato de atacar puedo creer que mi eterna seguridad se ve amenazada. Hoy reconoceré que nada de esto ha ocurrido. Estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios.
Las siguientes son algunas variaciones de la idea que pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:
Permítaseme percibir esto en conformidad con la Voluntad de Dios.
La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nombre], seas Su Hijo.
Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para mí, independientemente de cómo yo lo vea.
Comentario:
Cuando unes tu voluntad a la de Dios, la paz es su consecuencia. No dudes en dejar a un lado todo pensamiento descabellado. Entregalos al Espíritu Santo para que Él los disuelva en la luz y te devuelva lo único que esté en armonía con el plan de Dios.
No temas abandonar las interpretaciones del ego, pues no te dan nada, y sólo ocultan la interpretación que el Espíritu Santo te está ofreciendo ahora mismo, sobre el mismo pensamiento. Él restituirá en tu mente la conciencia de la plenitud y la unidad. Nada más es necesario, pues de allí deriva toda paz, y todo entendimiento.