Padre, Tu paz es lo que quiero dar, al haberla recibido de Ti. Yo Soy Tu Hijo, eternamente como Tú me creaste, pues los Grandes Rayos permanecen en mí por siempre serenos e imperturbable. Quiero llegar a ellos en silencio y con certeza, pues en ninguna otra parte se puede hallar certeza. Que la paz sea conmigo, así como con el mundo. En la santidad fuimos creados y en la santidad seguimos. En Tu Hijo, al igual que en Ti, no hay mancha alguna de pecado. Y con este pensamiento decimos felizmente «Amén».
Comentario:
Que el pensamiento de paz sea todo abarcador, y que mi mente en serena y liviana actitud, se disponga a recibir la Paz que me fue dada.
Y que la Paz sea, pues es la Voluntad de Dios y la mía también.