«Toda situación que se perciba correctamente se convierte en una oportunidad para sanar al Hijo de Dios. Y éste se cura porque tú tuviste fe en él, al entregárselo al Espíritu Santo y liberarlo de cualquier exigencia que tu ego hubiese querido imponerle. Ves, por consiguiente, que es libre, y el Espíritu Santo comparte esa visión contigo. Y puesto que la comparte, la ha dado, y así, Él cura a través de ti. Unirse a Él en un propósito unificado es lo que hace que ese propósito sea real, porque tú lo completas. Y esto es curación. El cuerpo se cura porque viniste sin él y te uniste a la Mente en la que reside toda curación.»
Ucdm. Cap. 19, s. I