«Él puede liberarte si tú le pides sólo eso. Sólo si en tu mente estás libre de condena (aunque sea por un instante), percibirás correctamente la función de tu hermano en tu vida. Él no es un verdugo, ni un hipócrita, es el Hijo de Dios, y espera tu bendición para amarte libremente. No importa cuánto hayas fracasado en el pasado, no importa cuánto creas en la imposibilidad de un Amor real, estable y duradero, ahora estás pidiendo dar genuinamente, porque quieres recibir genuinamente. Eres el receptor de tu propia dación. Perdónalo todo, perdona tu falsa sensación de carencia, y dalo todo. Sin límites. Extiende tu conciencia desde el corazón, irradia, y serás irradiado.»