Elevarse por encima de la percepción que ofrecen los sentidos tiene como propósito ubicar a tu mente en un lugar de libertad. No es que la información que proporcionan los sentidos será rechazada, es simplemente reconocer que es incompleta, parcial y limitada. ¿Es con ese material con lo que quieres decidir? El entendimiento también es parcial, pues en la mayoría de los casos está sujeto al conocimiento de la época, de la cultura, e incluso al conocimiento de la propia persona, a sus experiencias e inclinaciones. La comprensión como parte de una integración que me transforma, lleva al entendimiento al nivel de la experiencia.
Ahora, ¿qué puede haber que te brinde un panorama del cual realmente te puedas valer para decidir correctamente? Para ello debemos comprender que correctamente supone que hay algo incorrecto, lo cual tampoco es cierto, pero centrándonos en la afirmación, correctamente implica aquello que supone la mejor decisión, aquella que ha evaluado todas las variables disponibles en tu conciencia, y ha sopesado de manera justa en beneficio de tu ser y del de los demás, cuál sería el camino más propicio a seguir. Sin duda, la decisión correcta no está exenta de error, pero como vimos ayer, la intención sustenta la fuerza y la integridad de la decisión.
Nadie en el mundo puede tomar una decisión que no implique efectos secundarios «no deseados», por el hecho de que su entendimiento y posibilidades están siempre inscriptos en un marco dual y limitado. Por ende, siempre habrá un contraste. Sin embargo, la «decisión correcta» está sustentada en este intento de integrar e incluir a la totalidad que aunque sea limitado, la intención sustenta el propósito más elevado que cualquiera pueda tener. Pues intentar velar por el equilibrio y el bien de todas las partes es un acto de amor.
La decisión correcta está siempre sustentada en este propósito de unión y de amor. No es algo que tenga relación directa con la forma, pues la forma varía según la época y la cultura, por ello no podemos atribuir o centrarnos en la forma de un acto, sino más bien en su propósito.