Comentario: No hay nada que no puedas hacer si te unes al Espíritu Santo, y a través de Él a tu hermano. En tu hermano a sí mismo, reconocerás al propio Espíritu Santo dándote la bienvenida, y así os unís en perfecta armonía. La unidad queda consagrada y aceptada, la plenitud restaurada y la paz acude naturalmente, pues allí dónde dos se han unido, la separación cesa.
