La confianza en que puedes, en que eres digno, en que por alguna razón que desconoces puedes llevar adelante una tarea que crees es mayor a ti, es necesaria para seguir adelante. No puedes menospreciar tus capacidades y proponerte objetivos a la ves y no sentir frustración. Sufrir en estos casos es muy evidente pues por un lado te asignas una responsabilidad y por otro te desprecias como capaz de llevarla adelante. El conflicto es evidente.
Mira a tu alrededor y pregúntate que ha hecho capaz que todas las cosas sucedan, que la vida sea lo que es. Y si piensas que ha sido algo frágil, que es un mecanismo dudoso, es porque no estás viendo bien. Nadie podría afirmar que la vida no tiene «fuerza» y que no escapa y supera las limitaciones que parece encontrarse en su camino.
La fragilidad no es propia de la vida, sino más bien de los que han dejado que el miedo interrumpiera la corriente de vida en ellos. La vida es fuerza, es valentía y libertad, solo aquellos que se dejan apoderar por sus emociones más bajas pierden la confianza en el dinamismo propio de la existencia.