La mente que se encuentra atrapada en su identificación con el ego, es decir, que cree ser eso y por tanto vive el sueño de separación, estará continuamente intentando reafirmar su condición. Porque allí está su seguridad. Permanecer siendo lo que es es su seguridad, entonces utilizará todas sus fuerzas (pensamientos, emociones, acciones) enfocadas en interpretaciones y percepciones que le muestren y confirmen que es un ego. Por ende, seguirá siendo lo que es, y «todo está bien», porque la esencia de la vida es su continuación y extensión.
Si me veo como un ego, eso es lo que intentaré perpetuar como condición de existencia.
Ahora, ¿para qué nos sirve saber esto? Para muchas cosas, y principalmente para ser conscientes de ello. Sin embargo, lo que deseo resaltar es la percepción y relación con otros.
A veces nos preguntamos por qué «el otro hace tal o cual cosa; nos ataca, nos hiere, o se ataca y se hiere, se aparta, excluye, conflictua, sufre por motivos superfluos, etc.» Y esto no es más que el deseo de perpetuar su identidad, su auto percepción, y necesita testigos externos que se lo afirmen, que le digan: «Sí! Eres un ego, mírate!».
Sin duda, es un mecanismo que todos aplicamos, y si podemos verlo en nosotros, daremos un paso. De nada sirve verlo solo en los demás y no en nosotros, pues si no lo reconocemos en nosotros no lo entenderemos plenamente y diremos: «que rica la frutilla, que jugosa y suave» , sin nunca haberla probado. No olvidemos, que todos aquí forjamos un ego, y así como las mesas tienen patas y sirven para apoyar, por más diferentes que se vean, todas las mesas son mesas, y todos los egos son egos, por más diferentes que puedan parecer.
Ahora, ¿cuál es el movimiento de cambio que puedo realizar? Cuando alguien se presente ante ti solicitando que le confirmes que es un ego (un tonto, un mal nacido, un fracasado, un simplón, el atributo que sea el de moda para su ego), no lo hagas. No le confirmes su condición, ve más allá, míralo con otros ojos y ve y afirma su deseo de vida, su luz, sus intentos, lo bien que lo ha hecho, lo agradecido que estas con su presencia y compañía, lo bello que vez en él o ella. Dale el regalo que él o ella se esté negando. Pues el ego es un negador del flujo de vida, piensa en la escasez y lo que perderá o no logrará o en lo que logrará si hace tal cosa, nunca en lo que ya es y no puede perder bajo ningún concepto.
Brindale tu mirada amorosa y compasiva, y así verás que puedes hacer lo mismo contigo. Cuando estés intentando confirmar que eres malo y feo, el mejor o el bueno de la situación, recuerda, que es tu ego pidiendo confirmación de existencia, pues la necesita, no tiene existencia propia, y necesita continuamente que le demos nuestro veredicto a favor, nuestra conciencia.
Tú mirada amorosa transforma y libera. Es la puerta de salida para el otro y para ti.
Mi mirada amorosa, lo es para mí.
