¿Deseas paz? Entonces, trasciende los opuestos.
En la dualidad siempre serás tentado a tomar partido, a aceptar una parte en contraposición a otra: perder o ganar, estar a favor o en contra. Ese es el juego del conflicto, inventando y justificando la discordia. Fabulando historias sin fin sobre las causas del conflicto y de los culpables. Pero lo único cierto de toda esta trama, es que no habrá paz. La venganza clamará su tajada, y no importa de que lado estés, la “justicia” tiene sed.

Éste, el escenario del miedo y de la guerra, es el mundo de los que creen estar separados y luchan por consiguiente, contra todo lo que no está de su lado. Y así gritan y forcejean para imponer su versión, la cual quieren que sea la verdad. Esfuerzos innumerables y devastadores, sólo para extender su influencia y autoafirmar la dicotomía entre justos e injustos, inocentes y culpables, víctimas y victimarios. Es el juego de la pérdida y el miedo.
Esto no puede ser cierto, pues no hay paz aquí, y la paz arriba cuando la verdad llega a los corazones. Sin la verdad, no habrá paz, y sin paz, todo es un engaño. Y en esto hay que ser muy claros, sin paz todo es un engaño. ¿Irías detrás de aquellos que acusan y guerrean? ¿O más bien, velarías por un instante de cordura y sosiego? Pues de ello depende que te sumerjas en el sueño de la dualidad, o abrás la puerta hacia el lugar donde los opuestos se reconcilian sin daño ni pérdida.
Aquí ya no hay vencidos ni vencedores. El final sólo arriba con la rendición y el abandono del ataque. Sólo el perdón pone fin a la dualidad, sólo el amor puede llenar el vació que el terror engendra. Si deseas salir de la dualidad, debes abandonar el juego de opuestos. No hay tal cosa como buenos o malos. Todos sufren la separación, pues la separación es exclusión, la cuna de la violencia.
Elige no excluir, y pon tu mente al servicio de la paz.

«Tú que quieres la paz
sólo la puedes encontrar perdonando completamente.»
Ucdm