Tú que recuerdas lo que realmente soy, eres el único que recuerda lo que realmente deseo. Hablas en Nombre de Dios, y, por lo tanto, hablas en mi nombre. Y lo que me concedes procede de Dios Mismo. Tu Voz, entonces, Padre mío, es mía también, y lo único que quiero es lo que Tú me ofreces, en la forma exacta en que Tú eliges que yo lo reciba. Permíteme recordar todo lo que no sé, y deja que mi Voz se acalle, mientras lo recuerdo. Y no dejes que me olvide de Tu Amor ni de Tu cuidado, antes bien, ayúdame a mantener siempre presente en mi conciencia la promesa que le hiciste a Tu Hijo. No dejes que olvide que mi ser no es nada, pero que mi Ser lo es todo.
Comentario:
Pedir ilusiones es pedir nada, sin embargo, tras cada petición, el deseo de paz puede ser contemplado si éste está ahí. Una mente dividida está confundida con respecto a lo que más le conviene, por ello, acude en paz y con alegría a la Voz que te recuerda tu Verdad, tu Luz y tu Ser. En Él encontrarás la respuesta, pues Él es la respuesta. Restablecer tu comunicación con Su Voz, te colmará en todo aspecto.