Así quiero liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. De esta manera, obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Ello se me dará, porque lo he elegido como el regalo que quiero dar. Padre, Tus regalos son míos. Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen.
Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.
Comentario:
Comienza a ver todas las cosas con gratitud, pues se te ha concedido poder ver más allá del sueño que has fabricado, y con ello, salir de la prisión en la que creíste estar encerrado. Eres libre, aún en sueños, sin embargo, la creencia en el miedo y la separación te han vuelto un esclavo de algo que no existe y que tú mismo has puesto ahí. Se libre y deja de creer en ello, y piensa con tu Maestro el pensamiento que te devolverá la conciencia de tu libertad.
No te dejes engañar por el tiempo y el espacio, por los acontecimientos y por los absurdos pensamientos sin amor, aleja tu mente de todo ello, y elevala suavemente hacia su propia luz y poder, donde ella es libre y tiene todo lo que es suyo por derecho. Toma la mano de tu Maestro y déjate guiar más allá de las condiciones que has impuesto para tu propia felicidad. Abandona tus creencias y acepta de buen grado el pensamiento que se te da a cambio, un pensamiento que no pudiste pensar tu sólo, y que te devolverá la totalidad de tu Ser. Déjate guiar, pues te encuentras perdido en creencias increíbles.