LECCIÓN 335. Elijo ver la impecabilidad de mi hermano.

Perdonar es una elección. Nunca veo a mi hermano tal como es, pues eso está mucho más allá de la percepción. Lo que veo en él es simplemente lo que deseo ver, pues eso es lo que quiero que sea verdad. A eso es a lo único que respondo, por mucho que parezca que es a los acontecimientos externos. Elijo lo que deseo contemplar, y eso, y sólo eso, es lo que veo. La impecabilidad de mi hermano me muestra que quiero contemplar la mía propia. Y la veré, puesto que he decidido ver a mi hermano en la santa luz de su inocencia.

¿De qué otro modo podría restituírseme Tu recuerdo, sino viendo la inocencia de mi hermano? Su santidad me recuerda que él fue creado uno conmigo y semejante a mí. En él encuentro mi Ser, y en Tu Hijo encuentro asimismo el recuerdo de Ti.


Comentario:

Eres libre, y siempre lo fuiste y serás. No te parece así, pues has decidido aprisionarte a ti mismo con ilusiones. Y así has puesto a tus hermanos en la misma cárcel que tú. Y al verte aprisionado, crees ser culpable de algo. Mas, déjame decirte que estás equivocado, viviendo a través de un error, creyendo que es real, y que sus efectos son reales.

Tu decisión es siempre tuya, y puedes elegir verte libre de las consecuencias del error una vez que lo ves y entregas a la luz. Nadie te condena, aprisiona y espera que pagues por algo que no existe, sólo tú que lo inventaste te ves encerrado en este circuito. Cuando reconoces la decisión que has tomado, la puedes cambiar. Y así tú y tu hermano, pueden salir juntos y al mismo tiempo de la prisión que habías inventado por temor.

Ahora el amor les une y libera, para reconocerse en la inocencia que proviene de más allá de cualquier interpretación.

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