No esperaré ni un solo día más para encontrar los tesoros que mi Padre me ofrece. Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a medida que se van tejiendo con pensamientos basados en percepciones falsas. No dejes que hoy vuelva a aceptar regalos tan míseros. La Voz de Dios les ofrece Su paz a todos los que escuchan y eligen seguirlo. Esto es lo que elijo hoy. Y así, voy en busca de los tesoros que Dios me ha dado.
Busco sólo lo eterno. Pues Tu Hijo no podría sentirse satisfecho con menos de eso. ¿Qué otra cosa, entonces, podría brindarle solaz, sino lo que Tú le ofreces a su desconcertada mente y a su atemorizado corazón, a fin de proporcionarle certeza y traerle paz? Hoy quiero contemplar a mi hermano sin mancha alguna de pecado en él. Eso es lo que Tu Voluntad dispone que yo haga, pues así es como podré contemplar mi propia impecabilidad.
Comentario:
El perdón va más allá de tus ilusiones, pues te une a tus hermanos en el Amor del Espíritu. No puedes forjar o sostener ilusiones si perdonas, pues mediante el perdón, toda sensación de diferencia, de carencia y limitación, se desvanece para dar paso a la eterna igualdad del Hijo. Así los efectos de la separación se cancelan en tu mente, pues, lo que es lo mismo, es Uno.
Las aparentes diferencias que en este mundo se sostienen, son sueños emanados del deseo de ser especial. Mas, el final de este deseo, es el simple reconocimiento del Amor que no puede ser contenido por ninguna forma, por ningún límite o ley que no sea Él mismo. Así la mente se cura, porque sólo se ve a sí misma, viéndose una, y reconociéndose cómo amor.