Tengo una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar. La salvación espera hasta que yo elija asumir ese papel como mi único objetivo. Hasta que no tome esa decisión, seré un esclavo del tiempo y del destino humano. Pero cuando por mi propia voluntad y de buen grado vaya por el camino que el plan de mi Padre me ha señalado, reconoceré entonces que la salvación ya ha llegado, que se les ha concedido a todos mis hermanos y a mí junto con ellos.
Padre, Tu camino es el que elijo seguir hoy. Allí donde me conduce, es adonde elijo ir; y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. Tu camino es seguro y el final está garantizado. Allí me aguarda Tu recuerdo. Y todos mis pesares desaparecerán en Tu abrazo, tal como le prometiste a Tu Hijo, quien pensó erróneamente que se había alejado de la segura protección de Tus amorosos Brazos.
Comentario:
Debo acudir al nivel de la causa, pues en el nivel del efecto, no puedo asumir mi papel. Sólo en el nivel de la causa puedo ser guiado, sólo en el lugar donde se toman las decisiones es pertinente la guía. Todo lo demás sucede naturalmente, como efecto de una decisión consistente y unificada en el propósito ofrecido por el Espíritu Santo.
Es allí donde puedo re-unirme con mi Guía y es allí donde puedo recibir asesoramiento. Que mi mente se aquiete, de manera que la ruidosa capa pueda ser trascendida al punto de llegar a estar con mi Guía y abandonar las falsas imaginaciones que he forjado. La paz de la unión es todo lo que busco, para aceptar y hacer Tu Voluntad.