El miedo ya se acabó porque su fuente ha desaparecido, y con ella, todos sus pensamientos desaparecieron también. El amor sigue siendo el único estado presente, cuya Fuente está aquí para siempre. ¿Cómo iba a parecerme el mundo claro y diáfano, seguro y acogedor, cuando todos mis errores pasados lo oprimen y me muestran manifestaciones distorsionadas de miedo? Mas en el presente el amor es obvio y sus efectos evidentes. El mundo entero resplandece en el reflejo de su santa luz, y por fin percibo un mundo perdonado.
Padre, no permitas que Tu santo mundo me pase desapercibido hoy, ni que mis oídos sean sordos a todos los himnos de gratitud que el mundo entona bajo los sonidos del miedo. Hay un mundo real que el presente mantiene a salvo de todos los errores del pasado. Y éste es el único mundo que quiero tener ante mis ojos hoy.
Comentario:
El miedo y el pasado están «unidos», así como el ego y la necesidad de huir de ellos. Mas, sólo perdonando lo que ya fue, puede realmente descorrerse el velo y deshacerse el miedo. Sólo perdonando puedo aceptar el regalo de amor que negué en el pasado.
Dejo que lo que una vez fue mi marco de interpretación sea purificado, pues, todo vestigio que aún conserve de miedo, ataque y culpa, será un obstáculo para la experiencia del amor presente. Y si quiero que el amor y la paz reinen en mi conciencia, debo abandonar todo lo que no esté en armonía con sus leyes.