LECCIÓN 248. Lo que sufre no forma parte de mí.

He abjurado de la verdad. Permítaseme ahora ser igualmente firme y abjurar de la falsedad. Lo que sufre no forma parte de mí. Yo no soy aquello que siente pesar. Lo que experimenta dolor no es sino una ilusión de mi mente. Lo que muere, en realidad nunca vivió, y sólo se burlaba de la verdad con respecto a mí mismo. Ahora abjuro de todos los conceptos de mí mismo, y de los engaños y mentiras acerca del santo Hijo de Dios. Ahora estoy listo para aceptarlo nuevamente como Dios lo creó, y como aún es.

Padre, mi viejo amor por Ti retorna, y me permite también amar nuevamente a Tu Hijo. Padre, soy tal como Tú me creaste. Ahora recuerdo Tu Amor, así como el mío propio. Ahora comprendo que son uno.


Comemtario:

Las creencias que albergo sobre mí, son falsas, porque he forjado mi identidad separado de Dios. Nada de lo que creo sobre mí es real, porque no es un pensamiento que haya pensado con Dios. ¿Qué es lo que veo entonces? Si no es el Hijo de Dios pleno e íntegro, no estoy viendo nada.

¿Qué son los juicios que tengo sobre mí, sino una carga? ¿Y qué carga no se vuelve tediosa con el pasar del tiempo? Los juicios hieren la integridad de la mente, sólo el Amor y la ilusión que deshace ilusiones restituyen la plenitud. ¿Por qué iba a querer abrigar otra cosa en mi mente?

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