El miedo es un engaño. Da testimonio de que te has visto a ti mismo como nunca podrías ser y, por lo tanto, contemplas un mundo que no puede ser real. Ni una sola cosa en ese mundo es verdad. Sea cual sea la forma en que se manifieste, sólo da fe de tus ilusiones acerca de ti mismo. No nos dejemos engañar hoy. Somos los Hijos de Dios. El miedo no tiene cabida en nosotros, pues cada uno de nosotros es parte del Amor Mismo.
¡Cuán infundados son nuestros miedos! ¿Ibas acaso a permitir que Tu Hijo sufriese? Danos fe hoy para reconocer a Tu Hijo y liberarlo. Perdonémosle hoy en Tu Nombre, para poder entender su santidad y sentir por él el amor que Tú también sientes por él.
Comentario:
Creer que eres un ego, lleva inevitablemente al miedo. Identificarte con lo que se encuentra aislado y separado de todo, produce un estado de irrealidad y por lo tanto de temor. No estás ni separado ni aislado, y todo el universo forma parte de ti, como tú de él. Mas, desde la minúscula perspectiva del ego, esto es incomprensible.
Hazte a un lado pues, si no puedes ver la grandeza que reside en ti, y deja que en la quietud y el silencio, se te muestre la verdad sobre tu identidad. La luz que ya reside en ti, sólo necesita que la invoques, y dejes a su vez de rechazarla. No es necesario nada más. Llama, y se te contestará.