LECCIÓN 216. Repaso de la lección 196

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

(196) No puede ser sino a mí mismo a quien crucifico.

Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo. Si ataco, sufro. Mas si perdono, se me dará la salvación.

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.


Comentario:

Lo único que veo y experimento son mis propios pensamientos. La unidad y la totalidad de la mente opera todo el tiempo, sin importar cuán fragmentada aparente estar. Siempre está en relación consigo misma a través de todo, pues es siempre ella misma en todo. En el sueño, esto no parece ser así, y es muy difícil de aceptar, pues el sueño es justamente el ocultamiento de esta realidad.

Tal vez, no es necesario ir muy lejos, sino simplemente aceptar que el pensamiento que estás pensando es a lo que reaccionas, y es a partir de ahí que tejes comportamiento, emociones, decisiones. Si tu pensamiento es de miedo, te defenderás y separarás, en cambio, si en tu pensamiento hay cabida para el amor, perdonarás, te unirás a tus hermanos, y reconocerán la felicidad de estar juntos.

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