Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(139) Aceptaré la Expiación para mí mismo.
(140) La salvación es lo único que cura.
Comentario:
Acepta con felicidad el hecho de que las ilusiones no son verdad. No en un sentido figurado, sino literalmente. Las ilusiones buscan substituir a la verdad, y de ahí nace toda la confusión, pues el mismo intento de substituir es lo que confunde a la mente, ya que es ella misma la que lo intenta, y su deseo debe volverse «creíble» para ella.
Por lo tanto, todo esfuerzo por justificar la separación, el miedo, el dolor, el ataque y la culpabilidad, está arraigado en este intento descabellado de fabricar una realidad «más segura» que la realidad que Dios ofrece.
Cuando te separaste, dejaste de conocer, pues velaste de tu conciencia la comunicación plena con la creación. Esto lleva al ego instantáneamente al razonamiento de que Dios, al ser desconocido para él, es digno de ser temido, al igual que sus leyes. Inventa así, nuevas leyes e interpreta a Dios y sus leyes con su mirada limitada a un entendimiento muy fragmentado, basado en el miedo.
¿Qué puede generar esto sino más desconcierto? Y cuando se habla de Dios y de su Hijo, nada se aclara tampoco. Deja de consultar las interpretaciones del ego, y permite que tu verdadero Maestro te enseñe la Realidad del Amor, la cual no es una interpretación.
Mas, tienes que estar dispuesto a no interpretar según tu entendimiento, sino a dejar que se te eleve muy por encima de las limitadas leyes basadas en lo perceptual, a las que te siñes con tanta firmeza. Dios no las creó. El ego fue el hacedor, y no podrás conocer a Dios y tu realidad mientras creas en ellas como si fueran reales en vez de aceptar que son una interpretación.
Tu Guía, te llevará dulcemente por el camino que conduce más allá de las limitaciones que te auto adjudicaste. Y por medio de Su Amor, reconocerás que esas barreras, se desvanecerán, pues son el miedo mismo a lo ilimitado de tu Ser.