(77) Tengo derecho a los milagros.
Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios. Sus leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros. Voy a aceptar los milagros en lugar de los resentimientos, los cuales no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran tras ellos. Voy a aceptar ahora solamente aquello a lo que las leyes de Dios me dan derecho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.
Puedes usar las siguientes sugerencias para las aplicaciones concretas de esta idea:
Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho.
No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho.
Visto correctamente esto me ofrece un milagro.
(78) ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!
Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos cual una sola. Mediante esta idea acepto mi liberación del infierno. Mediante esta idea expreso que estoy dispuesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la verdad de acuerdo con el plan de Dios para mi salvación. No haré excepciones ni substituciones. Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.
Las variaciones que pueden resultar útiles a la hora de aplicar concretamente la idea son:
No quiero excluir este resentimiento de mi salvación.
[Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos.
Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis resentimientos.
Comemtario:
Puede que este tentado a creer en el ego y sus interpretaciones, sin embargo, debo aceptar que lo que provenga de él, no es más que un reflejo de la separación. ¿Iba ello a contentarme, darme una respuesta o solución? ¿Por qué buscar en ilusiones lo que no puedo encontrar sino en la verdad? Me he acostumbrado a buscar donde no hay, creyendo que es la única posibilidad.
Las leyes de Dios me ofrecen Milagros para reemplazar el mundo tal cual lo veo, por uno lleno de paz y dicha. Es en mi mente, no obstante, que esta transformación sucede. No debo ubicar o esperar la transformación afuera, sino que es dentro. La aceptación del milagro, da lugar a la transformación, no al revés. Esperar que las cosas cambien, no es cambiar de mentalidad, y sin un cambio de mentalidad no hay abandono de los motivos del ego. ¿Qué me hace pensar que un cambio externo traerá verdadera paz, cuando el ego se mantiene vigente?
Que la Expiación tenga lugar en mi mente. Acudo al Espíritu Santo para que Él me guíe y sostenga en la aceptación de la Voluntad de Dios y no la mía. He estado equivocado con respecto a todo, y no me he dado cuenta de ello. Creyendo que sabía he juzgado, mas, mis juicios separado de Dios no valen nada. ¡Qué la Expiación me salve de mis pensamientos falsos!