Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tienes derecho por ser quien eres. Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. Si te olvidas, trata de nuevo. Si hay largas interrupciones, trata de nuevo. Siempre que te acuerdes, trata de nuevo.
No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. Mas puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. Puedes practicar muy bien en cualquier circunstancia, si realmente deseas hacerlo.
Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. Repite la idea de hoy y luego añade varios de los atributos que asocias con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a ti mismo. Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento.
Otra podría ser, por ejemplo:
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.
Si sólo dispones de un momento, basta con que simplemente te digas a ti mismo que eres bendito por ser un Hijo de Dios.
Comentario:
Así como es necesario abandonar pensamientos falsos, es necesario dar lugar a nuevos pensamientos que ocupen su lugar. En realidad no son nuevos, pero sí puede que los hayas olvidado, reprimido y hasta rechazado en tu conciencia. Ahora, es tiempo de dejar que la luz en ti se vuelva protagonista, y que puedas identifícarte con ella.
La luz está en tu mente, y sólo puedes ocultarla con juicios, pero no perderla, pues es lo que tu mente es. Puedes creer que tu mente se ha vuelto tenebrosa, pero tu no la creaste y no la puedes cambiar. Puedes no obstante, engañarte y cubrirla con una imagen que creas más conveniente para justificar tu sueño de separación. Pero Dios te sigue recordando el Amor que eres, y Su Voz , siempre se ha de escuchar, y siempre te dirá la Verdad.
Como Hijo de Dios eres bendito, como ego, te encuentras perdido y confundido con respecto a lo que eres y qué debes hacer, vagando sin cesar, en busca de una solución que mitigue la pena. Sin embargo, la Voluntad de Dios se expresa en ti y a través de ti. Pensar que eres un ego, o pensar como un ego, es lo que te deja en una situación confusa y limitada. Eres un Hijo de Dios, y deberías comenzar a verte como tal si deseas aceptar a Dios, porque ésa es Su Voluntad. Él no creó a un ego, tan sólo se extendió a sí mismo en ti. No puedes creer esto, mientras creas en lo que el ego te enseña. Tienes que elegir a quién de los dos escuchar, si al ego o a la Voz que habla por Dios. Ambos te hablaran sobre tu identidad, pero ambos no pueden tener razón a la vez.