LECCIÓN 22. Lo que veo es una forma de venganza.

La idea de hoy describe con gran precisión la manera en que todo aquel que alberga en su mente pensamientos de ataque no puede sino ver el mundo. Habiendo proyectado su ira sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe. De esta manera, percibe su propio ataque como un acto en defensa propia. Esto se convierte progresivamente en un círculo vicioso hasta que esté dispuesto a cambiar la manera como ve las cosas. De lo contrario, los pensamientos de ataque y contraataque le consumirán y poblarán todo su mundo. ¿De qué paz mental podría gozar en tales condiciones?

De esta fantasía salvaje es de lo que te quieres escapar. ¿No es maravilloso recibir las buenas nuevas de que no es real? ¿No te alegra sobremanera descubrir que te puedes escapar de ella? Tú has fabricado lo que deseas destruir; lo que odias y lo que quieres atacar y matar. Nada de lo que temes existe.

Mira hoy al mundo que te rodea por lo menos cinco veces, durante no menos de un minuto cada vez. A medida que tus ojos pasen lentamente de un objeto a otro, de un cuerpo a otro, di para tus adentros:

Veo únicamente lo perecedero.

No veo nada que vaya a perdurar.

Lo que veo no es real.

Lo que veo es una forma de venganza.

Al final de cada sesión de práctica, pregúntate:

¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?

La respuesta será obvia.


Comentario:

Es inevitable que la separación conlleve ataque. Es una manera de ver las cosas que parte de una decisión de la mente de verse a sí misma fragmentada, y por ende, proyecta hacia afuera el propio dolor de su decisión. No puede estar separada realmente, y por ello, no deja de ver sus propios fantasmas, acosándola una y otra vez a lo largo de su vida.

Piensa en lo que no es real como si lo fuera, y pide ayuda en vano, pues lucha con sus propios pensamientos, sus propias decisiones. El Guía que se le ha ofrecido no participará del tal batalla, sino que simplemente le recordará la verdad: «esa no es la Voluntad de Dios» . Y en ese momento, podrá elegir de nuevo, reconociendo que sólo se había extraviado.

Las ilusiones no se combaten, no se solucionan o mejoran, se abandonan mediante el perdón. La ilusión mantiene tu unión con Dios limitada, restringida a las leyes de este mundo. La Verdad te libera y devuelve a la Totalidad de la paz de Dios.

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