LECCIÓN 18. No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

La idea de hoy es un paso más en el proceso de aprender que los pensamientos que dan lugar a lo que ves nunca son neutros o irrelevantes. También hace hincapié en la idea, a la que posteriormente se le dará cada vez mayor importancia, de que las mentes están unidas.

La idea de hoy no se refiere tanto a lo que ves como a la manera en que lo ves. Por lo tanto, los ejercicios de hoy hacen hincapié en ese aspecto de tu percepción. Las tres o cuatro sesiones de práctica que se recomiendan deben hacerse de la siguiente manera:

Mira a tu alrededor, y a medida que selecciones los objetos para la aplicación de la idea de hoy tan al azar como sea posible, descansa tu mirada en cada uno de ellos el tiempo suficiente para poder decir:

No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver ___.

Concluye cada sesión de práctica repitiendo esta afirmación más general:

No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

Un minuto, o incluso menos, es suficiente para cada sesión de práctica.


Comentario:

El sistema de pensamiento del ego intenta ocultar la importancia de ambas cosas, tanto de la realidad de la Unidad como la procedencia del efecto y su vínculo. Por medio del reconocimiento del efecto, el cual más allá de la forma, da lugar a la paz o al conflicto, al amor o al miedo, podemos reconocer su fuente, Espíritu Santo o ego.

La separación es una ley fundamental de la percepción del ego y su sistema de pensamiento. Todo está separado, siendo partes autónomas, entidades individuales y completas en sí mismas, en las cuales el cuerpo es el nodo central de la idea misma de unidad individual separada.

Por ello, la idea de una visión espiritual queda seriamente limitada, pues no se pueden unir cuerpos separados para formar una unidad. Trascender está limitada percepción de la realidad, es fundamental, pues, nadie podría ir más allá de lo que cree que es verdad. Si se cree que el cuerpo es la verdad, el espíritu queda relegado a una condición secundaria, supeditada a la realidad del cuerpo y sus leyes. Esta creencia tiene que ser sustituida por la Realidad del Espíritu, lo cual requiere para ser posible, un cambio en el nivel del pensamiento.

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