«La forma del dolor trae un mensaje, sin duda. Le habla al que lo padece del “lugar o pensamiento” que ha escogido como símbolo de separación y ataque. El cual tiene relación directa con la falta de perdón. El sueño de separación solo se vuelve sueño feliz en manos del Espíritu Santo. Y allí donde se percibe división, oposición, es donde se experimenta la falta, la ausencia de amor.»