Las leyes del mundo, se podrían ver de la manera siguiente a modo de título de un best seller: “La creación según el Ego. Una visión fragmentaria y sustitutiva de dios que le dejará un sabor amargo y contradictorio del amor que él le profesa.”
La confusión de niveles sigue siendo el intento de mantener ideas conflictivas como y en unidad.
Ante un mapa interpretativo tan usado como este, sólo nos resta llevar las ilusiones ante la verdad y dejar que se muestre el camino. Vimos en el escrito anterior, que la confusión de niveles tiene uno de sus centros en la predominancia que le damos a nuestras percepciones cuando intentamos comprender algo. No estamos solos y la guía es permanente. Mas, las percepciones deben ser entregadas a una nueva interpretación, la del Espíritu Santo.
Volvamos una vez más a la cita del capítulo 25, III de Un Curso De Milagros:
“Las leyes de Dios no pueden gobernar directamente en un mundo regido por la percepción, pues un mundo así no pudo haber sido creado por la Mente para la cual la percepción no tiene sentido.”
A conciencia de una gran confusión para los egos, Dios no creó éste mundo, ¿quién lo «creó» entonces? La parte dormida de la mente del Hijo de Dios. La cual intenta separarse de su Creador y ve a éste como una amenaza o por lo menos como algo ajeno y distante.
¿Por qué éste conocimiento se encuentra tan oculto y confuso, con tantas resistencias, tan profundas que desembocan en un “vacío existencial y de sentido”? ¿Por qué a pesar de tener la información de que esta no es la Realidad, sino un sueño, ésta afirmación es tan desconcertante? Uno, porque tú crees ser tu ego. Abandonando esa creencia, llega la liviandad y la búsqueda del Ser, y por ende comienza el fin de tu identificación limitante como ego. Dos, ¿quién que tuviese la creación de Dios o el mundo de un tal ego, elegiría un mundo creado por un don nadie en vez de la creación de Dios? Evidentemente, el propio ego elige ese mundo. Es el candidato que se vota así mismo.
¿Por qué Dios no es el hacedor de este mundo? ¿Puede La Fuente del Amor, manar conflicto, miedo y separación? ¿No es más certero aceptar que esto es lo que el ego ha propugnado enseñar? El ego se configura como el símbolo, la identidad que adopta esta parte de la mente que soñó la separación.
Entonces, cuando piensas en este mundo como tu hogar y lo único que hay y que tienes, es tu ego lo que eliges ser y a quien escuchas, pero cuando recuerdas y tienes esa sensación de no pertenecer aquí, has volteado tu vista al cielo. ¿Es esto un cambio de percepción? Si, y es también el primer paso para comprender toda la enseñanza.
No permitas que tu mente, se constriña a este mundo…
“Sus leyes, no obstante, se ven reflejadas por todas partes.”
Aquí el Espíritu Santo trae la luz o lo que es lo mismo, la re-activa en ti. Cuando el Hijo de Dios soñó y se sumergió en la separación, no pudo realmente separarse de lo que lo es Todo. Sólo lo pudo fantasear. Esto es un sueño, una ilusión, sin embargo, mientras creemos estar en ella, hay una voz que llama, y un puente que trae la Gracia redentora del Amor de Dios. ¿Por qué Gracia redentora? Porque lo único que necesitan aquellos que se separaron del amor, es Amor, y con éste, se redimen, se reconocen, se reúnen y vuelven a ser Uno.
¿Por qué usar estas palabras y no por ejemplo, inteligencia divina en vez de Gracia, o liberación en vez de redención? Porque las palabras, palabras son, y nada más. Úsalas como quieras, porque no podrás usarlas de otra manera.
Aquí es donde pides la experiencia. Porque las palabras por más bonitas o feas que suenen, sin una experiencia, no tienen sustento. Reconocer el sueño es a la vez información y experiencia. Esta información está en la conciencia de toda la humanidad, la experiencia sin embargo, sólo se toma y vuelve consciente por aquellos que emprenden camino.
El hecho de que estemos transitando la dualidad, implica que hemos decidido separarnos de la Unidad. Mas, esto tiene remedio, se llama Expiación o deshacimiento. Y es el nuevo best seller que estamos escribiendo en nuestras vidas con cada pensamiento.
«La salvación no es más que un recordatorio de que este mundo no es tu hogar. No se te imponen sus leyes, ni sus valores son los tuyos. Y nada de lo que crees ver en él se encuentra realmente ahí. Esto se ve y se entiende a medida que cada cual desempeña su papel en el des-hacimiento del mundo, tal como desempeñó un papel en su fabricación. Cada cual dispone de los medios para ambas posibilidades, tal como siempre dispuso de ellos.» Un Curso de Milagros, Cap. 25, VI
Última revisión: 1/02/2021
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