Entrenamiento Mental (4) Pensamiento, emoción, atención

Miles de estímulos suceden cada día, e incluso a cada hora. ¿Cómo puedo sostener mi estado de paz en un mundo que parece demandar de mi tantas cosas? El propósito es la clave. Darle un propósito a mis acciones, a mis relaciones, a las situaciones en las que participó, es lo que ofrece a la mente, la posibilidad de trascender los estímulos distractores.

El propósito de todo lo que sucede aquí, en este mundo, es mi-la sanación, es decir, completar mi liberación. No hay nada que suceda en mi vida que no tenga que ver conmigo, lo cual es obvio, incluso los eventos que aparentan ser lejanos. En una visión fragmentaria todo sucede desprovisto de sentido, aisladamente y sin relación, mas, cuando aceptamos que esto no es más que una forma de ver el mundo y a mí mismo, no puede sino suceder naturalmente la integración y la reunificación. Mi vida, es mi escenario de perdón. Es el camino que recorro para reconocer mi inocencia y volver al estado de unión con la fuente de la existencia.

Allí donde estoy, con las personas que me relaciono, es allí donde debo efectuar el cambio de mentalidad, es allí donde el perdón es necesario, donde el juicio debe caer para dar paso a la libre expresión del amor. Toda diferencia, es el resultado de un juicio que he valorado como cierto. De una ilusión que parece más digna de confianza que otra. Y esa diferencia no es más que el intento de mantener la separación activa y justificada. La verdad es que no hay más que aspectos de tu conciencia desplegándose ante ti. No importa lo que sea que estés viendo, el valor que le atribuyes, depende de ti, y tu respondes, reaccionas y te comportas en base al valor que le has asignado. No olvides, aquí no hay hechos, hay interpretaciones, y todos responden a sus interpretaciones.

Todo lo que parece sucederme nace en mí, y es el efecto de las valoraciones que he realizado y aceptado como más ciertas o válidas que otras. Mas, una vez que entregas todas tus concepciones al propósito de la sanación, ya los conceptos y las jerarquías quedan relegadas, depositadas en su lugar correspondiente. Son simplemente instrumentos, no fines en sí mismos, son caminos temporales que la mente utiliza en un momento dado. Mas el propósito es uno y sigue en pie, perdurando más allá de todos los cambios y perturbaciones que los conceptos del mundo sufren a cada instante.

El propósito unificado de disponer toda tu existencia a la sanación, te ofrece el regalo más poderoso en tu avance hacia la liberación del miedo y del sufrimiento. Podrás elegir con gran certeza y facilidad que experiencias y relaciones aportan a tu paz, ya que sólo debes cotejar que estén en perfecta armonía con tu propósito. Tanto los pensamientos como las emociones que nutres con tus decisiones, serán un reflejo de ese propósito unificado. Puede que surjan pensamientos de oposición, de ataque, emociones de ira o miedo, sin embargo, a la Luz de éste propósito, sabrás cómo relacionarte con ellos. Son parte de tu sanación, y sólo requieren el mismo trato amoroso que todo lo que está sanando merece.

Así, tu atención queda libre. Ya no es necesario responder a cada estímulo, ni estarás a la deriva de reaccionar a cada proposición que parezca surgir de fuera tanto como emociones internas, tu atención se ha liberado mediante este propósito. No tienes que detenerte a elegir entre miles de opciones, ni ya estarás expuesto a cientos de estímulos por hora, sólo atenderás aquello que realmente tiene valor, aquello que va en consonancia con tu voluntad de sanar. Puede que muchas cosas sucedan a tu alrededor, mas tu tienes un sólo propósito que simplifica tu accionar.

Seguir leyendo: Entrenasmiento Mental (5) Usando ideas

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