Entrenamiento Mental (3) Experiencia de Paz

Ciertamente la paz no es algo definible. Podemos superficialmente hacer algunos reconocimientos, pero estamos tratando de llegar a un estado de unión con la divinidad, que va más allá de lo conceptual. La paz puede reconocerse como un estado mental que refleja unión con lo divino, con los demás y con todo lo que existe, mas, puede suceder que no creas en lo divino. Eso no hace mella en la experiencia que estamos intentando compartir y expandir. Todos tenemos en nuestro «haber», una conciencia de paz, aunque sea vaga y remota.

 

No hay una divinidad separada, o superior y diferente según quien la realice, solo hay formas concretas de expresión de esa relación con la luz, mas, la luz no es patrimonio de las formas, la luz no tiene forma, por ende, no hay concepto humano que la contenga o límite. Permite a tu conciencia una verdadera expansión, que rompa con todo lo atribuido, con todos los límites, normas, jerarquías y diferencias que has asignado. En el reino de la conciencia, todo se unifica ante la luz, nada queda excluido, porque lo que antes era un juicio de forma, ahora no es nada.

 

Las barreras que imponemos mediante los juicios, y todo concepto que intenta controlar o medir «la realidad», no permite que el amor (la unión que trasciende toda forma), se manifieste libremente. Bajo retorcidas formas, queda oculto por un tiempo, hasta que nada se sostiene y cae. No hay estructura que pueda permanecer si rehúsa el amor que es en definitiva el maná de la vida. Por ello, no importan los complejos conceptos, ni las grandes armazones teóricas, todo se reduce a sí es una expresión de amor, o una de falta de amor, es decir, miedo.

 

Sabemos que el amor es una experiencia plena, sin embargo, a veces surge miedo por la razón que sea. Allí he juzgado, he debilitado la presencia del amor, con una limitación a su capacidad de vencer toda barrera, lo he condicionado. Mas, eso no es algo condenable, sino que con perfecta humildad acepto que aún hay miedo en mi, y simplemente lo perdono, lo suelto no intentando controlar efectos. También puedo optar por dejar que se agote en sí mismo, como una expresión de energía que está en mi, pero que ya no alimento, y por ende se extinguirá. Es fundamental no luchar.

 

Liberar a la mente de toda condena, es un requisito fundamental. Sólo puedes hacer esto, aceptando en ti, la confianza en tu bondad intrínseca, de la bondad que todo lo que te rodea posee, de que un rayo de sol puede ofrecerte una nueva percepción, el canto de un pájaro romper tu vago ensimismamiento y llevar tu mirada al cielo. Tienes que hacer una conseción, tienes que tomar una decisión, o ves bondad intrínseca o ves maldad intrínseca, o ves la posibilidad de salir, o te centras en el encierro. Aquí es donde usas el poder de las ideas. Aquí es donde todo cambia.

 

Tal vez no te agrade o te parezca difícil sostener una idea de «bondad» como parte natural en ti, mas si no aceptas esa, estarás aceptando otra, es decir, valorando otra. Valorando como «más real», «más poderosa». Tu valoración hace que esa idea sea real, sea fuerte, y que a su vez, tenga efectos. Es el podio en el que la has colocado, lo que le da su brillo. No es una afirmación más firme o poderosa que ninguna otra, es tan sólo una idea, pero se vuelve poderosa, porque tu la valoras, y por ende, se vuelve cierta para ti.

 

Ahora, eso tiene un propósito. El valor asignado, tiene un propósito, el cual es frecuentemente asociado con mantener en pie la idea que tienes de ti mismo y del mundo, y es justamente esto lo que deseas modificar, ya que no te está ofreciendo paz. Si tu idea del mundo, de tu hermano, de tu pareja, de ti mismo, no te ofrece perfecta paz, estate dispuesto, cuando menos a aceptar que hay algo que tiene que cambiar, y lo que tiene que cambiar es la causa de ello. Solo el pensamiento es causa. Cambiar de ideas con respecto a todo, es un resultado del deseo de paz.

 

No puede haber cambio, si tu esquema mental no introduce una nueva idea. Por lo menos una. Pero esa idea no rechaza ni destruye lo que tienes, sino que lo abraza y lo integra con una nueva luz. Sólo tienes que usar esa idea, o esas nuevas ideas, comenzar a usarlas más que las viejas, de manera que puedas experimentar el cambio. De nada sirven las ideas si no se ponen en práctica.

Seguir leyendo: Entrenamiento Mental (4) Pensamiento, emoción, atención

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