Tu hermano y tú (5)

«Evoca en todos únicamente el recuerdo de Dios y el del Cielo que mora en ellos. Allí donde desees que tu hermano esté, allí creerás estar tú. No respondas a su petición de pequeñez y de infierno, sino sólo a su llamamiento a la grandeza y al Cielo. No te olvides de que su llamamiento es el tuyo y contéstale junto conmigo. El poder de Dios está a favor de Su anfitrión eternamente, pues su único cometido es proteger la paz en la que Él mora. No deposites la ofrenda de la pequeñez ante Su santo altar, el cual se eleva más allá de las estrellas hasta el mismo Cielo por razón de lo que le es dado.»

Un Curso de Milagros. Cap. 15, III

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