«La jornada que juntos emprendemos es el intercambio de la obscuridad por la luz, y el de la ignorancia por el entendimiento. Nada que entiendas puede ser temible. Es sólo en la obscuridad y en la ignorancia donde percibes lo aterrador, y huyes de ello para sumirte en una obscuridad todavía más tenebrosa. Mas sólo lo que está oculto puede aterrorizar, no por lo que es intrínsecamente, sino por el hecho de estar oculto. Lo tenebroso es aterrador porque no comprendes su significado. Si lo comprendieses estaría claro para ti, y ya no estarías en la obscuridad. Nada tiene un valor oculto, pues lo que está oculto no puede ser compartido, y, por lo tanto, se desconoce su valor. Lo que está oculto se mantiene aparte, pero el valor de algo reside siempre en el aprecio que se le da conjuntamente. Lo que está oculto no puede ser amado, y, así, sólo puede ser temido.»
Ucdm. Cap. 14, s. VI