«Nosotros que somos uno, no podemos dar por separado. Cuando estés dispuesto a reconocer que nuestra relación es real, la culpabilidad dejará de ejercer atracción sobre ti. Pues en nuestra unión aceptarás a todos nuestros hermanos. Nací con el solo propósito de dar el regalo de la unión. Dámelo a mi, para que así puedas disponer de él. La hora de Cristo es la hora señalada para el regalo de la libertad que se le ofrece a todo el mundo. Y al tú aceptarla, se la ofreces a todos.»
Ucdm. Cap. 15, s. X.