«Siempre que tengas dudas acerca de lo que debes hacer, piensa en Su Presencia y repite para tus adentros esto, y sólo esto:
Él me guía y conoce el camino que yo no conozco.
Mas nunca me privará de lo que quiere que yo aprenda.
Por eso confío en que me comunicará todo lo que sabe por mí.
Déjale entonces que te enseñe quedamente cómo percibir tu inocencia, la cual está ya ahí.»
Ucdm. Cap. 14, s. III