«En el amor perfecto no hay miedo. No haremos otra cosa que mostrarte la perfección de lo que ya es perfecto en ti. No tienes miedo de lo desconocido sino de lo conocido. No fracasarás en tu misión porque yo no fracasé en la mía. En nombre de la absoluta confianza que tengo en ti, confía en mí aunque sólo sea un poco, y alcanzaremos fácilmente la meta de perfección juntos. Pues la perfección simplemente es y no puede ser negada. Negar la negación de lo perfecto no es tan difícil como negar la verdad, y creerás en lo que podemos realizar juntos cuando lo veas realizado.»
Ucdm. Cap. 12, s. II