«Cuando mires dentro de ti y me veas, será porque habrás decidido manifestar la verdad. Y al manifestarla la verás tanto afuera como adentro. La verás afuera porque primero la viste adentro. Todo lo que ves afuera es el juicio de lo que viste dentro. Si es tu propio juicio, será erróneo, pues tu función no es juzgar. Si es el juicio del Espíritu Santo será correcto, pues Su función es juzgar. Tú compartes Su función sólo cuando juzgas tal como Él lo hace, sin juzgar nada por tu cuenta. Juzgarás contra ti mismo, pero Él juzgará a tu favor.»
Ucdm. Cap. 12, s. VII