Permite que la Luz opere cambios en tu vida. Es una disposición tanto de ausencia de juicios como de expectativas, pero con la certeza de que el resultado está asegurado: la sanación es inevitable.
Permite a la luz entrar, los cambios que ella efectúe serán radicales, del orden de lo esencial, aunque en el tiempo, no siempre lo puedas percibir así, hasta que se logre cierta acumulación.
La disposición:
Es una de profunda apertura, sin pretender saber qué significa estar abierto. Es decir, siempre con voluntad de auto-trascendencia, de no creer que sabes cómo hacerlo, sino más bien, pedir guía para hacerlo. Parece ser algo paradójico, pero lo cierto es que no estamos solos, y no deberíamos actuar como si lo estuviéramos.
Esto también implica un reconocimiento, en cada uno de nosotros hay una «chispa» divina, algo que nos une a Dios, al universo, o simplemente a todo lo vivo. Cuando pedimos ayuda, guía, es esa parte la que se activa, la que se pone en “movimiento”. No es nuestro ego, el ser separado y limitado el que resuelve, sino más bien, el qué es abandonado o trascendido en cada acto de sanación, reconocimiento de la luz o reunificación de nuestras mentes.
Una actitud receptiva es fundamentalmente apertura total, sin juicio o limitación. Una puerta abierta de par en par, una mente y un corazón dispuestos a recibirlo todo, sin saber qué es lo que se recibirá, más allá de la certeza de que sólo puede ser Luz. Te estás abriendo a la Luz, no a cualquier otra cosa, no tiene sentido poner límite o “cuidarse” de perder algo. Si una sensación así se mezcla, es que aún no estás pidiendo únicamente Luz. Si lo entiendes cabalmente (y no necesariamente un entendimiento lógico), descartarás cualquier idea dual acerca de la Luz, Dios o el Amor.
La Luz, es algo enteramente abstracto, no trates de darle forma, recíbela en su mayor expresión. Sólo puedes sentir sus efectos. No intentes entenderla, o “verla de una manera”. Las imágenes y sensaciones que experimentes, tienen que ver con tu marco simbólico, tu imaginario, tu sueño, no estrictamente con la Luz. Deja que sea puramente abstracta, indescriptible, inasible. Comparte si, tu experiencia de Luz, tu relación con la Luz, mas, no creas que esa es la “Forma de la Luz”.
Tu pedido determina el resultado. Si enfocas tu mente en la sanación, no sucederá más que sanación. Y esto no puede ser de otra manera. O el Espíritu Santo responde o no responde. Mas, el que debe estar listo para recibir la enseñanza, la corrección, el movimiento de las tinieblas a la luz, es el que pide ayuda, y debe reconocer que no sabe.
No puedes saber cuál va a ser la forma de la resolución, ese es el misterio, eso es lo que se obra por y para ti. Sólo puedes reconocer la necesidad de sanación y realizar el consecuente pedido de ayuda. No debes establecer las condiciones de la ayuda, ni cómo debería manifestarse la Luz. Eso está en la órbita del Espíritu Santo, quién puede evaluar completamente cada situación.
«No saber», comienza por ser una idea general, y después se vierte en los diversos planos concretos. Mientras estás sumido en la necesidad y el sufrimiento, la carencia o el resentimiento, debes reconocer que no sabes como encontrar la paz, por lo menos hasta ese momento. Entonces pedir ayuda es lo más sensato. Dejar que se te indique el camino de salida y realizar consecuentemente lo que se te indique, sigue siendo sensato.
¿Cómo sabes quién guía, si la Luz o el ego? «Por sus frutos los conoceréis» Uno traerá paz y armonía en tu entorno, el otro conflicto y confusión. Eliges siempre entre el amor y el miedo.
Gracias hermano. Es así. Namaste.
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Gracias a ti hermano, por estar presente!
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Gracias hermanito, m veo d ojos cerrados en tus palabras q luego tb s transmutan en Luz; y mi ser entero es apertura sin límite. No siento pedir, mi actitud es agradecimiento, el mundo m responde c su dulzura y mi alma siente una paz q se expande: Cielo … 😊🌸💕 Gracias …
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Gracias a ti por compartir.
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